miércoles, 10 de diciembre de 2008

La razón de tener unas esposas.



Ya sean cucas, baratas, cachondas, peludas, graciosas, de colores, un buen regalo, y no hablo de nabos, ¿Quién no ha visto, tenido o tocado unas esposas?

Dejando de lado que esas rosas son súper cucas, y que con las de leopardo mi habitación tiene un aire mas pornográfico y así parezco más una “Diosa del Sexo”, las esposas con finalidad sexual tienen sus orígenes posiblemente, a finales de los 50 principios de los 60, donde el sexo aunque estaba censurado a su manera, era una de las principales formas de expresión.

En realidad, la función de las esposas como objeto fetichista en la cama a pasado mas a un plano bromista, ya sabéis, es lo típico que haríais de regalo, y he de admitir que incluso yo las he regalado, pero ¿sabéis? Las uso, porque bueno, fue a mi futura pareja a quien se las regalé por aquel entonces. Lo sigue siendo.

Total, que no es de extrañar que en uno de estos calentones extremos, sí sí, de esos donde pides y suplicas el polvo de tu vida, no es de extrañar que las use.

No tienen mucho secreto, la verdad. Si eres tu quien las lleva, te sientes muy prisionero, y sinceramente, eso, nos encanta. Es la necesidad de tocar a la otra persona y no poder, es la impotencia de no poderte soltar.

Y si eres tu quien las pone, te sentirás el amo de todos los sentidos. Lo único que querrás hacer será dar placer a tu pareja, pero a la vez verla sufrir. Ver su cara y sentir como te dice que se muere por tocarte. Aquí, aplicamos el “es mejor dar, que recibir” aunque pienso que en el sexo, dar placer, produce placer.

Pero hablar de momentos íntimos y sus respectivos sentimientos es otro tema, por supuesto, más íntimo.

A día de hoy, me refiero, tener unas esposas no significa absolutamente nada, y por supuesto no nos tacharían de sadomasoquistas depravados, ese paso esta ya muy alejado de la vida contemporánea. He observado, como poco a poco un objeto como este, destacamos, Objeto Sexual, se ha convertido en algo tan normal como las barras de pan.

Pero, ¿les damos el trato que se merecen?

Yo opino que cada uno es libre de hacer y tener lo que quiera, pero un momento, no seamos unos “toyacos” del sexo. Informémonos. Esta mañana en las noticias he leído que el año pasado hubieron unos 11.000 (once mil, para los de letras) (H) embarazos no deseados. ¿Pero esto que es? Sinceramente, pienso que esto nos pasa por ir de “sobraos”. Y todo esto tiene mucho que ver con las esposas. Hoy también, hace poco, pues he visto una foto de una muchacha con unas esposas de pelo colgando de su armario, y he pensado para myself que en que momento esa chica pensaba utilizarlas, o simplemente que pensaba de ellas.

La verdad es que me atrevería a hacer una encuesta por la calle y preguntarle persona por persona que piensan de las esposas de pelo. Es más, lo voy a hacer.

Pero desde un principio, a lo que iba.

Que no tenemos ni puta idea y nos las damos de cachondos y de folla-todo.

Próximamente, el resultado de la ¿encuesta? sobre que opina la gente de las esposas de pelo.

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